Soy Marta y tengo 14 años. No puedo decir con exactitud cuál es el momento de mi vida en el que acepté a Jesús en mi corazón, ya que mis papás me enseñaron que la vida cristiana es muy importante desde que tengo uso de razón. Pero esta no es la cuestión, las verdaderas preguntas aquí son ¿Por qué soy cristiana realmente? ¿Lo soy porque así me lo dijeron mis padres? ¿Qué conlleva ser cristiano/a?
Yo resumiría la respuesta a todas estas preguntas con un versículo que es mi favorito. Es una cita de Marcos 9, el 23: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”.
Ser cristiano no es ir a la iglesia, leer la biblia y cantar las canciones. Ser cristiano es algo mucho más grande. Ser cristiano es tener una relación con Dios, hablar con él, alabarle, darle gracias por todo lo que nos da. Ser cristiano es leer la biblia y, sobretodo, comprender lo que Él quiere decirnos a través de las páginas del libro. Ser cristiano es gozar de la vida que se nos regaló, pero gozar con Dios. Ser cristiano, en definitiva, es ser una persona que por encima de todo tiene fe. Una persona que confía plenamente en el Señor y que deja su día en sus manos desde que se levanta en la mañana hasta que queda profundamente dormido por la noche.
Y por eso yo soy cristiana. No porque me lo hayan dicho mis padres, no porque vaya a la iglesia, cante canciones y lea la biblia, sino porque tengo fe y sé que hay alguien allí arriba que pensó en mi desde la formación del mundo. Y que me ama. Alguien que dio su vida por mi para que yo sea salva. Y para mí eso es suficiente.
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