Nuestro origen está en la iglesia fundada por Jesucristo y sus apóstoles en el siglo I. Con el paso del tiempo la iglesia cristiana fue incorporando creencias y prácticas ajenas a la enseñanza recogida en la Biblia, lo cual dio lugar a sucesivos movimientos de restauración, en un intento de retornar a los principios.

 

El de mayor impacto mundial ha sido la Reforma del s.XVI, si bien fue insuficiente, por lo que desde entonces han seguido diversos movimientos de renovación, dando lugar a iglesias independientes a las cuales los gobiernos europeos dieron el nombre de “Evangélicos”, aunque este término ya había sido aplicado en el s.XII a los Valdenses, quienes habían rechazado la unión iglesia-estado y fueron perseguidos por la iglesia oficial. Ellos se llamaban a sí mismos simplemente “cristianos”o “hermanos”.

 

Uno de estos movimientos de renovación surgió simultáneamente en varios países de Europa, en los primeros años del siglo XIX, buscando volver a la sencillez del culto primitivo.

 

Les llamaron “Hermanos”, porque así se dirigían unos a otros, señalando de esta manera que no había una jerarquía. Las congregaciones de estos vinieron a llamarse “Asambleas de hermanos”, y fueron misioneros de este movimiento que establecieron la iglesia evangélica en Coruña.