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  • Miguel

Dios sí existe.


Mi nombre es Miguel y tengo 14 años. Puede decirse que soy cristiano desde que nací pero he tenido una fuerte influencia católica por parte de mis parientes maternos lejanos, vecinos de un monasterio. He crecido con valores cristianos inculcados por mis padres;

sin embargo, al llegar al colegio mis compañeros no creían en nada.

Cuando me preguntaron en una oportunidad si era cristiano, respondí que sí lo era pero

me fue difícil, no quería sentirme excluido del grupo. Ellos me reprocharon las cosas malas que pasan en el mundo haciéndome pensar si Dios existía. Recuerdo haberme quedado en blanco aquella vez.


Al llegar a casa le pregunté a mi madre si Dios existía y ella me respondió con un sí rotundo. Fue ahí cuando hablamos acerca de por qué tantas tragedias suceden, entendiendo que suceden porque existe el pecado.

A día de hoy, este argumento de los males en el mundo es uno de los más utilizados para no creer en Dios. Dios no solo quiere ayudarnos a entender mejor todo lo que sucede sino a transformar aquello que nos rodea.

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